domingo, 2 de mayo de 2010

Manos


De todos los miembros del cuerpo humano, las manos tienen el simbolismo más especial porque son los instrumentos con los que el hombre actúa sobre los seres y las cosas que lo rodean. Impresas, grabadas o dibujadas en las pinturas rupestres, las manos dejan un testimonio vivo de su paso por el tiempo.


En la religión alcanzan expresiones diversas. Los santeros del Caribe, los cultos moros de Fátima y los espiritistas reconocen en la mano el poder del mismísimo creador. La presentan con una diestra en la que cada dedo pertenece a un miembro de la Sagrada Familia: Santa Ana, San Joaquín, San José, la Virgen María y el Niño Jesús, que de acuerdo con las distintas tradiciones puede representarse por el índice o el pulgar.

En el esoterismo su imagen es la de un puño cerrado en el que sobresale el pulgar entre los dedos medio e índice. Se le conoce como la higa o figa y es de origen celta. Es común en talismanes; se acostumbraba colgarlos en las camas de los recién nacidos para protegerlos del mal de ojo, ahora las muchachas los lucen a medio escote para encantar las miradas.

En México, la mano aparece en los pictogramas mayas con el prestigio del agente que ejecuta las decisiones de la voluntad, y por eso se le relaciona con los verbos, “tomar”, “completar” y “coronar”. En el pueblo de Itzamal en Yucatán se halla el templo Kabul o “Templo de la mano” que los antiguos mayas dedicaron a Itzamná Thul, rey taumaturgo, capaz de curar enfermos y revivir a los muertos. En este templo se guardaba la figura de una mano de piedra que curaba a los peregrinos que venían en busca de salud.

Entre los aztecas también tenía una carga ritual, era la portadora del tonal o fuerza de poder, por eso las manos y los dedos de las mujeres muertas en el parto eran usadas como amuletos por los guerreros y los brujos.

Esta fascinación por las manos se sigue manifiestando en distintos ámbitos de nuestra cultura. En el popular “mano”, aféresis de la palabra hermano, con la que se acostumbra saludar en el centro de la república y que también se usa con el diminutivo “manito”, que de acuerdo con el Diccionario de mejicanismos de Francisco J. Santa María es “la abreviatura vulgar de hermano; compañero, vale, valedor. De uso entre la gente del hampa y sólo familiarmente entre otras”.

Entre los narcos tiene un significado macabro cuando cercenada de un cadáver sirve para indicar que el mutilado se involucró en asuntos que no le correspondían o tomó algo que no le pertenecía.

La mano se nos ha vuelto institución, tal vez porque es la primera expresión de mando; los niños que juegan a las canicas saben que “ser mano” significa ser primero, ir hasta adelante. Basta recordar el monumento al presidente Álvaro Obregón, vencedor de nuestra muy mentada Revolución, en donde por varias décadas se exhibió el miembro que el General perdió en la batalla de Trinidad como el símbolo del poder prolongado que sólo puede conservarse en un frasco de formol.

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