martes, 6 de abril de 2010

La última noche de Guty Cárdenas

El peso de los años le ha encorvado la espalda. Trata de incorporarse lentamente de la silla, desiste para tenderme una mano pusilánime. Con voz nasal me recrimina por haber llegado diez minutos antes de lo acordado. “Va a tener que esperar a que termine”, dice mientras sopea su caldo y luego toma una pierna flaca de pollo con la mano. Sin dejar de roerla, responde a mi pregunta:

“¿Cómo no voy a acordarme? Si cada año me preguntan lo mismo. Antes venían a entrevistarme de dos o tres periódicos. Ahora sólo a la gente de más edad les interesa. Los jóvenes ya no escuchan la música de Guty Cárdenas. Sus canciones tan bonitas: "Nunca", "Rayito de Sol" y "Caminante del Mayab", se pasan poco en la radio”.

-¿Y qué fue lo que vio aquella noche del 5 de abril de 1932?

-Mire, la verdad es que Guty tenía un carácter medio carrascaloso. Todos los meseros lo conocíamos porque seguido iba al salón Bach a tomarse sus copitas. Esa noche se sentó en uno de los apartados porque venía acompañado de una mujer y de dos yucatecos, paisanos suyos. Parece que el señor Peláez, que estaba en la mesa de junto, se le quedó viendo a la muchacha y Guty, como era muy celoso, le reclamó, se hicieron de palabras y...

-Perdone, pero en la versión suya que publicó El Universal al día siguiente, declara otra cosa. Dice que los hermanos Peláez “sostenían una riña con otra persona” y que le lanzaron un botellazo a Guty...

-No, ¿cómo va a ser? Ya ve, usted como buen periodista lo cambia todo. Si los señores Peláez eran buenos clientes y dueños de una zapatería. No eran pendencieros, en cambio Guty...

-¿Y qué hay de la versión acerca de que Guty y uno de los Peláez estaban jugando vencidas de dedo y que uno de ellos hizo trampa y ahí empezó el pleito?

-¡No´mbre! Si Guty siempre andaba armado. Además fue él quien disparó primero al señor Peláez. Si el otro señor Peláez le tiro a Guty, fue por defender a su hermano.

-¿Usted qué vio exactamente?

-Mire, yo venía de la barra, oí los balazos y me tiré al suelo. Cuando me levantaba, alcancé a detener a Guty que ya venía herido de muerte.

-¿Entonces cómo es que Guty se golpeó el lado izquierdo de la cara?

-No sé. No me acuerdo. Eso, lo leyó usted en los periódicos que publicaron puras mentiras. Yo lo único que le digo es que los Peláez tenían la razón y si no me cree, no tengo por qué seguirle contando. Parece usted policía.

Le empieza a temblar el mentón y se vuelve hacia la ventana. Don Roberto M se queda mirando las primeras luces del valle. Salgo musitando un “gracias” sin convicción. Justo en la puerta me detiene la cocinera gorda y rubicunda. Me dice que no le crea a don Beto, pues, asegura: “les da la razón a esos gachupines porque cada año le regalan zapatos”.

1 comentario:

  1. Yo sabía otra historia sobre la muerte del buen Guty que, cabe señalar, me encantan sus rolas.
    Tenía entendido que quien lo había mandado matar fue Agustin Lara, por celos, ya que Guty venía creciendo y comenaba a opacar al "flaco". De cualquier manera, creo que nunca sabremos lo que paso en realidad.

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