jueves, 28 de septiembre de 2017

43, el número de la indignación y la esperanza


Entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, la fatídica jornada en que murieron tres y desaparecieron 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, se quebró para siempre la confianza de la sociedad mexicana en un régimen que ni siquiera llevaba dos años en el poder. Después de las cuatro emboscadas de Iguala, en las que participaron policías de los tres órdenes (municipales, estatales y federales), así como el ejército, reprimiendo, deteniendo y desapareciendo a los normalistas, se aceleró el proceso de descomposición de las instituciones encargadas de administrar y aplicar la justicia. La “verdad histórica” que armaron y sustentaron, se les cayó a pedazos ante los ojos del mundo porque era increíble que uno o dos cárteles del narco pudieran haber organizado esta conjunción de esfuerzos sin la connivencia y la planeación del gobierno.