Viuda de Romero
No, amiga, cuando me casé ni siquiera sabía lo que era un bisexual. Yo creí
que era como un fenómeno de circo o algo así. Nunca me pasó por la cabeza que
yo pudiera vivir con una persona semejante.
A Manuel lo conocí en mis épocas de secretaria. El día
que lo presentó el director me causó una grata impresión. Un joven robusto, con
barba de candado y soltero. Un poco atolondrado pero con muchas ganas de
trabajar. Mi compañera de turno me dijo en el baño: “¿ya viste qué mangazo nos
mandaron?” Y lo primero que pensé fue ‹‹ésta lagartona se lo quiere tragar
vivo››. Y un poco por advertirle y otro poco porque me entró la curiosidad, me
fui directo a su oficina a presentarme personalmente. A las dos semanas ya
estábamos saliendo juntos, y pasados los seis meses nos casábamos en el templo
de la Soledad.