miércoles, 5 de agosto de 2009

El camino de la ascensión, el camino del crimen



(La librería Porrúa presenta en su catálogo My Way/ A quemarropa, primera novela de una trilogía escrita por Miguel A. L. Morgan. De esta historia, Eusebio Ruvalcaba ha dicho que “constituye un desafío literario: cuenta la vida de un hombre en el instante que una bala cumple su trayectoria desde el cañón de la pistola hasta el punto de impacto, que es su propia cabeza”. A continuación viene el prólogo que escribí para esta trepidante novela.)

Hace casi dos mil años, el poeta latino Marco Annaeus Lucanus, escribió que “Sólo a quienes están próximos a morir, les es permitido conocer que la muerte es una felicidad”. Sólo alguien como este orador a quien Nerón obligó a suicidarse a los 26 años, pudo tener la suficiente autoridad moral para sostener una afirmación de esta naturaleza. Y es que la Muerte, a pesar de que los mexicanos la celebramos cada año, la cantamos festivamente y jugamos con ella “a los volados” –como dice un patriótico poema-, sigue siendo un asunto muy serio. Tanto que ya existen especialistas, llamados tanatólogos, que se encargan de preparar a los enfermos terminales para afrontar su lúgubre tránsito.