Prólogo
El alcohol y la literatura siempre han volado juntos.
El alcohol siempre ha sido un gran catalizador de las emociones que hacen crepitar el ingenio. Y la literatura siempre ha tenido la capacidad de convertir la emoción pasajera o profunda, en sentimiento escrito.
En Los demonios de la ebriedad, alcohol y literatura se potencian mutuamente para llevar al lector a un recorrido etílico-erótico-musical, acompañado de grandes bebedores de la literatura.
El alcohol siempre ha sido un gran catalizador de las emociones que hacen crepitar el ingenio. Y la literatura siempre ha tenido la capacidad de convertir la emoción pasajera o profunda, en sentimiento escrito.
En Los demonios de la ebriedad, alcohol y literatura se potencian mutuamente para llevar al lector a un recorrido etílico-erótico-musical, acompañado de grandes bebedores de la literatura.