Un aforismo de Eusebio Ruvalcaba afirma que “La literatura es un grito de libertad proveniente desde un borbotón de fuego, desde el pecho encendido de un hombre”. De ahí que uno se imagine a los escritores como una especie de tragafuegos que se comen la lumbre a puños. La leyenda de los malditos ha impregnado el quehacer literario desde hace más de dos siglos. Quien por rapto de locura, crisis espiritual o acto de rebeldía elige este oficio, pertenece desde el mismo instante de la publicación de sus primeros intentos a la “perduta gente” de la que hablaba Alfonso Reyes.
lunes, 7 de marzo de 2011
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