domingo, 28 de febrero de 2010

Bar Negresco


(Los Humedales de Ojeteperro II)

Allá por 1985, Ricardo Chávez Castañeda, Nayef Yehya, Andrés Acosta, Pterocles Arenarius y yo, entre otros aspirantes a escritor, asistíamos al taller de cuento de Edmundo Valadés. Cada miércoles, en el tercer piso del edifico del ISSTE del Metro Juárez, aquellos veinteañeros hacíamos nuestros pininos literarios. Al terminar la sesión, de seis a ocho de la noche, teníamos por costumbre beber café en La Habana de Bucareli o tomar la copa en el Negresco de Balderas y Victoria. Ambos eran refugio tradicional de periodistas y ocasión propicia para que el maestro Valadés nos deleitara con su conversación.