En una de las novelas de Guillermo Cabrera Infante aparece Bustrófedon, un personaje considerado una especie de genio porque escribe palindromas -frases que se componen de las mismas letras cuando se leen de derecha a izquierda que de izquierda a derecha-. Desgraciadamente para sus epígonos, al final de la obra se revela que Bustrófedon ha muerto de un tumor cerebral que muy probablemente era el origen de su desvario lingüistico.En Sé verla al revés (primera plaquette de la colección Bosque Bonsai, del taller Eusebio Ruvalcaba), el polígrafo Pterocles Arenarius, nos comenta que hacer palindromas bien puede ser una manía, tal vez menos arriesgada que la que llevó a Alonso Quijano a convertirse en caballero andante, pero no menos acuciosa y divertida.
Como personaje de novela o como maniático de carne y hueso, en esta ocasión Pterocles Arenarius nos muestra las joyas más preciadas de un oficio exéntrico cultivado por los oscuros miembros de una cofradía muy antigua.
Cortazariano:
Leí La Maga a Gamaliel.
Pregunta:
¿Osa casero derrocar a corredores, acaso?
Opinión:
He oído a la bruta turba, la odio, ¿eh?
Teorema:
Odiar es reconocerse raído.
Despechado:
Si tu cutis a él adula, Malú, dale así tu cutis.
Ofrecido:
A ti pulo, Lupita.
Noticia equívoca:
Allí va la ramera a remar a la Villa.
Reto:
Allí va ramera, haré maravilla.
Místico:
Satán apapacha papanatas.
Dos orales y porno:
A la pucha chúpala.
Sabrosón es seno sorbas.
Consideración:
Oír es serio.
Abominable:
Esa gorda drógase.
Chismoso:
A la Eva de peda, véala.
Comerciante:
Yo, de la Merced, de crema le doy.
No es buena consejera:
La Manuela le una mal.
Petición:
Ano dame de Madona.
Goloso:
¿Era mota? La tomaré.
Nota sobre el autor
Pterocles Arenarius (alias Jesús Ortega Rodríguez). Ex ingeniero, ex rocanrolero, ex marido, ex boxeador, ex guionista, exorcista y nigromante. Narrador, ha merecido los premios literarios Alaíde Foppa del IPN y el Edmundo Valadés, entre otros. Ha publicado cuatro libros de cuentos: Apostatario, 2005; Fiestas, 2010; La Fiesta, 2011 y ¡Maten a esa puta!, 2019. Además, una crónica: El trabajo era una fiesta, 1999; y cuatro novelas: Demoníaca, 2011; Una muerte inmejorable, 2014; Cualquiera puede matar, 2020;
*Primer número de la colección Bosque Bonsai (dedicada a géneros breves) del Taller Eusebio Ruvalcaba.
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