lunes, 13 de abril de 2020

Amor por correspondencia*


El amante salió de viaje cuando a su amor lo volvió monótono la rutina. Al abordar el tren lo asaltó un leve desasosiego. Una oscura nostalgia le fue inflando el pecho de suspiros. Un día después de su partida le envió una carta a su nada: “Te extraño mucho”, le decía. Al día siguiente le mandó otra. “Te juro que estoy arrepentido de haberme alejado de ti”. Al otro día volvió a escribir: “Te prometo amarte eternamente…”

Con la distancia su amor renació. A cada nuevo día correspondía una nueva carta más apasionada que la anterior. La última carta fue tan ardiente que hubiera conmovido a una piedra. “Se me hacen siglos las horas que faltan para regresar a tu lado”, decía la posdata. 


La tarde que regresó al pueblo, lloró amargamente al enterarse que su amada se había casado con el cartero.

*Publicado en la revista El Cuento No 95, noviembre-diciembre 1985.

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