domingo, 6 de septiembre de 2009

No sé quién soy, constantemente estoy buscándome

(Fragmento de entrevista con Rodrigo Murray, realizada el 5 de septiembre de 2007, para la serie Entre hombres sin vergüenzas de Radio Educación)

Hijo del reconocido actor Guillermo Murray, Rodrigo Murray Prissant pertenece a una familia que se ha destacado en el medio artístico nacional. Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, estudiante del INBA, Rodrigo se ha convertido en actor de la mano de sus maestros Manolo Fábregas, Ludwing Margules, Julio Castillo y Luis de Tavira. De su relación con ellos afirma que “Lo que hice es tratar de chupar como esponja lo mejor de cada uno y desechar como escusado lo peor que tiene cada uno”. La imagen de Rodrigo Murray aparece constantemente en televisión, tanto en comerciales como en series y telenovelas. Actualmente conduce dos programas cada semana, uno de concurso: Doble Cara, en TV Azteca; y otro de variedades: Noche en la Ciudad, en Once TV. En el cine ha participado en películas como Todo el poder, Piedras Verdes, Amores Perros, Encrucijada, Conejo en la Luna, En el país de no pasa nada y Un Mundo Maravilloso, entre otras. Al calor de los tequilas, Rodrigo es un magnífico contador de chistes, un lector compulsivo a quien le gusta hablar de literatura y un feroz fanático de los Pumas de la UNAM.


Jorge Borja: ¿No te pesa llevar el apellido Murray y dedicarte a la misma profesión que tu papá?
Rodrigo Murray: No, nunca me pesó, creo que en un principio mi padre siempre me dijo que la carrera era mía y en ningún momento mi tarjeta de presentación fue “soy hijo de fulano de tal”, sino más bien soy fulano de tal y más tarde la gente se llega a enterar que yo era hijo de Guillermo. De hecho, a veces, hasta la fecha me llegan a decir “¿tú tienes algo que ver con Guillermo Murray?” y yo digo “sí, es mi jefe”. Y al contrario, yo creo que nunca fuimos como competencia, siempre fuimos colegas, es decir, siempre desde que yo decidí ser actor, porque él es actor desde antes que yo naciera, pero desde que yo decido ser actor, siempre lo vi como un amigo, un colega, y como un maestro evidentemente. Pero nunca como una competencia directa, entonces nunca me pesó el nombre, porque él pertenece a otra generación, hizo su carrera sumamente exitosa y en realidad, como esos grandes maestros, quise succionar lo mejor que pude, o lo que en ese momento me parecía mejor para mí y lo otro no. Y actualmente tenemos una relación de colegas, de amigos entrañables, yo me la paso muy bien con mi viejo.
JB: ¿Qué puedes decir que le aprendiste a tu papá?
RM: El respeto al teatro, al trabajo. Una de las cosas más complicadas que hay para un actor es saber elegir de pronto entre un proyecto u otro, o qué es lo que vas a hacer, y entonces él le tiene mucho respeto al tiempo, hay cosas que se precipitan o se decantan por sí solas, entonces a veces hay que tener paciencia, y en esta carrera pues a veces tener paciencia es muy desesperante porque la chuleta está ese día y a lo mejor mañana no. Es como muy complicado, pero mucho amor y mucho respeto a este trabajo con mucha dedicación. Es un tipo que a la fecha sigue corriendo media hora todos los días. No fuma, bebe a discreción, come muy bien, es un tipo muy disciplinado y entonces ese ejemplo también lo lleva en la casa, no solamente en el trabajo. Y en parte, lo que yo le puedo agradecer a mi papá es ese respeto y esa disciplina que sirve como actor y como ser humano, y que finalmente le sirve a cualquiera, a un médico, a un albañil, a la persona que tú quieras. Creo que los conceptos de la vida son los que yo más le aprecio a mi padre, más que algo en particular con una carrera o con una profesión, sino la hermosa manera de coger al toro por los cuernos.
JB: ¿En qué medio prefieres trabajar?
RM: Sin duda es mucho más vasta mi experiencia teatral. Porque el cine que se hace en este país desgraciadamente es poco y el poco que se hace siempre está entre los mismos, entre la misma gente, porque es una cuestión comercial mucho más fuerte y obviamente los productores y directores de cine le apuestan a la taquilla. Y si la apuesta es a la taquilla tienes que llevarte un nombre pesadote que más o menos funcione en taquilla, sobre todo en este país donde lamentablemente no es negocio. Pero cuando me preguntan cuál es mi experiencia entre cine, radio o televisión o teatro, yo creo que me casé con el teatro tal cual, pero que tengo amantes y mis amantes son pues la televisión, el cine. Hay una amante que es carísima que es el cine, y es celosa, te arma panchos, y es diva, y todo lo que tiene que ver con el cine es como mi amante. La televisión es una amante más barata, pero que ayuda a desfogar un montón de cosas que uno debe hacer, porque la televisión es una pantalla donde te ve un montón de gente en un minuto y porque es un electrodoméstico que hay que hacer en este país, para tener pantalla, para tener frescura, y también hay que reconocerlo, esa es una amante que me paga a mí, por ponerlo en términos de alguna manera amorosos. También considero que son lenguajes distintos, porque sí lo son, pero si tú me preguntas, qué te gusta más, el francés el italiano, o el inglés, pues me gustan los tres, hay cosas que se oyen mejor en un idioma, hay cosas que se leen mejor en otro, pero estaría difícil decidir entre Bocaccio, Shakespeare y Molière, ¿por qué tendría que decidir por alguno en particular?, prefiero quedarme con los tres. Mi experiencia en el cine ha sido esa, de tener una amante privilegiada porque he trabajado en películas exitosas en este país, que les ha ido afortunadamente bien. Sin embargo mi experiencia más vasta y más enriquecedora es en los teatros.
JB: ¿Y en la televisión qué estás haciendo?
RM: A mí me encanta hacer ese programa de entretenimiento y diversión solamente (Doble Cara), no pretende nada más, no quiere pretenderlo. La televisión creo que un sábado a las 10 de la noche tiene que ser así, me pagan bien, estoy contento con la producción, el programa no es en absoluto denigrante, no denigro ni me denigra, porque hay muchas cosas en la televisión que de repente así ocurren; al contrario, creo que es un programa divertido, que entretiene, inteligente, dinámico, audaz, ese tipo de cosas que tiene que tener la televisión actualmente. Entró con el pie derecho y le va muy bien, es un concurso de preguntas y respuestas, yo hago una serie de preguntas y hay seis competidores que tienen que ir respondiendo, cada respuesta que acierten les da una lana y con esa lana pueden arriesgarse a pasar a la siguiente ronda o retirarse con la lana que han juntado. Curiosamente en mi programa, en el 80% de los casos han ganado los hombres; si digo que somos mejores y más inteligentes voy a recibir un sinfín de mentadas, pero yo ahí defendería a la mujer, porque es más conservadora en su manera de ser, creo que es una cuestión química, la mujer tal vez no es tan arriesgada como los hombres, absurdamente arriesgados en algunos casos, y tú lo ves, son más cuidadosas de la casa, de los hijos, del dinero, por lo general. Generalmente tienden a ser más conservadoras que nosotros, nosotros somos más dispersos, más disparatados, entonces ellas dicen, no pues ya junté una lanita en este programa, pues ya me voy.

Es recomendable para los hombres soñar que tienen vagina

JB: Y en tus relaciones de pareja cómo “ves” a las mujeres
RM: En ese sentido soy más conservador porque llevo diez años casado con la misma mujer y la pasamos muy bien. Creo que también es un poco el ejemplo que tenemos: sus padres llevan casi 40 años juntos y los míos acaban de cumplir más de 50. Aunque en mis mocedades tuve un amigo que me decía que era el “golfo de México” ya te imaginarás por qué, y andaba ahí de…. pito flojo hasta que me cayó la horma de mi zapato y dije “hasta aquí llegó el asunto” y estoy súper clavado con ella. Antes tuve relaciones tormentosas, relaciones efímeras, de una noche, de todo tipo, de todo lo que te puedas imaginar pero siempre mujeres.
B: ¿Y ya las aprendiste a tratar?
RM: No, y no creo que haya un hombre que sepa hacerlo, un hombre que se digne llamar hombre que entienda a una mujer sería imposible, y una mujer que entienda un hombre tampoco; una mujer que entienda a un hombre es un hombre, disfrazado o lo que sea; pero afortunadamente si hacemos un balance a lo largo de un mes como que hay tres semanas de mar en calma y luego una semana de mar picado, lo que a lo largo del año termina siendo un resultado positivo. Hay mucha tolerancia, hay cosas que uno también tiene que verse en el espejo y decir “pues que tú tampoco eres perfecto pedazo de…” y ni siquiera pretendo serlo, creo que es divertido y la vida está compuesta de eso, de momentos muy agradables y también de esos momentos desagradables, hay que tratar de aprovecharlos y aprender de ellos para sacar las cosas oscuras que uno pueda llegar a tener, que quién sabe dónde las adquirió pero que de pronto en un pleito, en una discusión sacas unas cosas horrendas que tienes dentro de ti y que dices “cómo soy capaz de hacer esto o decir esto”.
JB: ¿Te has divorciado alguna vez?
RM: No, con todas las leyes me casé una vez y sigo casado aunque sí siento que en el amplio sentido de la palabra “divorcio” sí he sufrido divorcios con ex novias, con una de ellas anduve cuatro años, es la que más recuerdo y sí fue un divorcio, incluso se quedó con un par de discos míos y yo me habré quedado con sus bragas.
JB: ¿Qué se pierde y qué se gana en una separación?
RM: No sé, ganar no sé pero me acuerdo de un poema que me dijo mi padre cuando yo corté con esa mujer porque yo estaba muy lastimado, ella fue la que me mandó a mí a la tostada, y mi padre me dijo: “mira, creo que todo el dolor del corazón de un enamorado lo ha pasado la humanidad entera, enamorados sólo ha habido dos y todos hemos estado en un lugar o en el otro, entonces no hay mucho más, claro en este momento te toca a ti” y dijo un poema: “yo te elevé con mi canto a las estrellas, tócale a mi venganza dejarte abandonada en el espacio”, es de Almafuerte, y en ese momento entendí un poco, gracias a la literatura y fue como pude superarlo. Y ¿qué me dejó? Pues poder acercarme a ese poema que a lo mejor nunca en mi vida me hubiera acercado, nunca en mi vida lo hubiera siquiera leído, o nunca en la vida lo hubiera encontrado en la biblioteca de casa, y me dejó eso, pero también me quitó, o bueno no es que me haya quitado… ella tiene un lugar en el corazón y ahí siempre va a estar, el corazón de alguna manera es como departamentos y hay uno que está cerrado, que está clausurado y ahí ya no entra nadie más; pero los momentos agradables y padrísimos que vivimos juntos siguen pesando más que los desagradables, los desagradables se pintaron con un poema de Almafuerte.
JB: ¿Te gustaría hacer un papel femenino en el teatro o en el cine?
RM: No sé, pero me remite a un sueño en donde yo iba en coche a Cuernavaca con un compañero de la secundaria que iba manejando y me decía “oye quieres tomarte una de estas píldoras, son para volverse mujer, pero ocho horas nada más. Ocho horas eres vieja y luego te vuelve a salir pene”. Y bueno yo que siempre he sido tímido, temeroso y pusilánime le dije órale va. Llegando a Cuernavaca me tocaba y ¡tenía vagina! Y pues órale, me empezaba a alucinar y llegaba a esta casa en donde no había vigas y el techo era transparente, entonces en el segundo piso se veía la gente pasando y yo le veía los calzones a las chavas que estaban ahí arriba, una cosa como más frenética y extraña. Y luego me regresaba solo a México y decía “ya no puedo soportar más esto, esto ya valió madre”, y pasando la caseta de Cuernavaca me tocaba y ahí estaba otra vez mi pene y mis testículos. Pero creo que es una experiencia divertida poder interpretar a un personaje el cual no voy a poder llegar a asimilarlo al 100% nunca más que en sueños, donde curiosamente era muy agradable. Es recomendable para todos los hombres de pronto soñar que tienen vagina, se los recomiendo. Tóquense profundamente. Yo con cierto temor consulté el sueño con mi hermano que es psicoanalista para ver qué es lo que estaba pasando y me dijo “no, hombre ni te preocupes si estás definido sexualmente o no, a mí eso me vale madres, pero lo interesante de tu sueño es justamente el paso del conciente al inconsciente cuando veías los calzones de las chavas en ese otro piso y no te quisiste quedar en la casa, pedazo de idiota, ahora vete” y tenía razón. Tampoco tengo que cerrarle la puerta a todo lo demás, creo que en la vida no hay que cerrarle la puerta a nada, o bueno no cerrada y clausurada para siempre. Por eso creo que me gustaría interpretar a una mujer, como soy alto y flaco tendría que ser como Vitola.
JB: Has sido actor, director, productor, restaurantero, ¿de todas las actividades que has realizado, cuál es con la que te identificas mejor?
RM: Soy actor, constantemente estoy buscándome. No sé quién soy. Después de dos tequilas ya sé que soy “Masiosare el extraño enemigo y me encuentro en el baño”. Creo que en gran parte eso somos los actores, o al menos es lo que considero, no estar contento con lo que eres nunca, constantemente estás buscando. Bueno, sí eres uno, y el otro lado es como este esquizofrénico controlado que está siendo otros personajes pero bajo control, es decir, bajo un par de horas y eso es una gran terapia. Finalmente, interpretar a un personaje y externar un montón de cosas, y vomitar un de cosas que ni siquiera sabías que tenías o que están en potencia de serlo, ayuda a mantenerse con cierta cordura en el planeta y funciona. Creo que todos los pueblos del mundo deberían tener clases de actuación, le serviría a todo mundo como de preparación para poder hacer cosas que no estás acostumbrado a hacer o que quizás no pensabas hacer nunca. Durante diez minutos vas a ser otro, entonces selo. Sé otro. Haz lo que otro haría pero pasado por tu filtro. Eso ayuda en un montón de cosas, no sé exactamente a qué pero después te sientes mejor.

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