viernes, 4 de junio de 2021

Nadie envía postales*


L
a vida carece de sentido. Se puede resumir en un grito, una carcajada o un gemido. Un cuento contado por un idiota: puro ruido y furia, como afirmaba el asesino Macbeth. Por entenderla se han desarrollado disciplinas como la Filosofía, la Historia y la Sicología que difieren en sus interpretaciones y en sus conclusiones. Sin embargo, su significado sigue escapando a nuestro raciocinio.

Para embarcarse en esa búsqueda hace falta ser un insaciable chismoso como Cremes, el personaje del latino Publio Terencio, quien formuló la inmortal sentencia “humani nihil se alienum putat”¨; la misma que el barroco Francisco de Quevedo convirtió en la consigna de los artistas: “Nada humano me es ajeno, el mundo me ha hechizado”.

Así que después de siglos, seguimos sin comprender a cabalidad el significado de la vida, pero por lo menos sabemos que se necesita estar loco o embrujado para tratar de entenderla. Por esa misma condición los artistas, empeñados en esta búsqueda inútil, aportan con sus obras una pieza más al complejo rompecabezas que supone cada existencia humana.

Los escritores, en su taller del arte, se dedican a encontrar esa pieza que explique el sentido de una realidad que nos avasalla y nos vence pero que también nos embelesa. Desde la novela o el teatro muestran el reflejo de nuestras existencias truncas e inefables. Tanto el cuento como la poesía, los géneros más concisos, elaboran una síntesis viviente de la realidad o de las emociones en que se eterniza el instante. 

 

Esa ha sido la labor de Diana Violeta Solares Pineda desde su primer libro de cuentos Ni una gota (Molino de Letras; México, 2010), en que recreó con acierto las historias de personajes de los barrios y los pueblos así como sus atmósferas melancólicas y crueles. Ahora con Nadie envía postales, Diana Violeta Solares demuestra su madurez estilística retomando personajes más urbanos y cosmopolitas que consiguen su autodescubrimiento en la soledad de los hoteles, en la impersonalidad de los aeropuertos o entre el caos de las centrales de autobuses. Desde la introyección y el recuerdo, las mujeres y los hombres trazados por su prosa, escuchan la oscura voz de la conciencia.

El viaje, la soledad y la pérdida son temas repetidos en estas historias de seres comunes y a veces mediocres; pero también capaces del deseo y la intuición del amor, de esa epifanía que prefigura la belleza pero que nunca se muestra en su totalidad para no volverse deslumbrante ni grotesca.

Nadie envía postales ensaya una galería de mujeres y hombres, de distintos oficios y extracciones, que huyen o se evaden de una vida que los asfixia y buscan su destino sin temor a equivocarse. Narraciones como “Llévate mis ojos”, “Ninguna colina verde” y “Del ombligo al pubis” hablan de la decisión de las mujeres para enfrentar sus conflictos pero también de la sabia sororidad en que se apoyan. Otras historias como “A lo mucho, cerveza ligth”, “Cuando fui por el whisky” y “Que se lo coman los gatos”, abordan los miedos y la vulnerabilidad que los hombres ocultan bajo el gesto viril.

Diecisiete textos que se resuelven con suavidad a pesar de que en ocasiones abordan temas sórdidos y acuden a las asperezas del lenguaje sin caer nunca en el melodrama ni tampoco en el realismo más crudo. Finales abiertos como hubiera querido Rudyar Kipling para el cuento, en donde al escritor se le permite hacer fábulas pero sin saber nunca cuál será la moraleja.

Cabe aclarar que estas historias valen por el impacto de sus argumentos, su sólida estructura y el fino trazado de sus personajes y no por el hecho de que hayan sido escritas por una mujer. La buena literatura es como los ángeles, no tiene sexo.

Con Nadie envía postales, Diana Violeta Solares nos enseña, como buena maestra, que en las palabras podemos encontrar el sentido de este viaje que llamamos vida. Esperemos que estas páginas por fin encuentren su destino en los ojos y el corazón de los lectores capaces de sentirlas.


Jorge Arturo Borja.
Ciudad de México, 2021.

*Prólogo de Nadie envía postales, cuentos de Diana Violeta Solares. Solar Servicios Editoriales. México, 2021.

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