domingo, 31 de diciembre de 2017

Eusebio Ruvalcaba: De talleres y antologías

Eusebio Ruvalcaba siempre fue un entusiasta tallerista: participó, fundó, auspició -con apoyo o sin apoyo del Estado- varios talleres de apreciación musical o de literatura a lo largo de su vida. Lo mismo en universidades que en centro culturales, reclusorios, cafés o pulquerías. También fue un tenaz y reconocido compilador de antologías que en varias ocasiones convocó a compañeros del oficio y a sus propios alumnos para apoyar distintas causas o solamente para celebrar los trabajos de la palabra en sus talleres.


El origen del taller en Tlalpan se remonta a los sábados de 2003, cuando con varios compañeros inició un grupo en la Colonia del Valle, en el Despacho de ingeniería cultural de Guillermo Samperio. Ese grupo, con el nombre de “La hermandad de la uva”, se trasladó a los tres meses a la Colonia Obrera, a una de las vecindades nacidas del terremoto del 85, en donde al año siguiente (2004) se reunió la primera antología del taller llamada Manuel Gutiérrez Nájera 111 -la dirección en la que sesionaba el grupo- a través de Los absolutistas Editores. Eusebio se pulió con prólogo de un volumen que contenía poemas, aforismos, cuentos y fragmentos de novela de los participantes. Entre los compañeros que fueron publicados en aquella ocasión, se encuentran Adrián Román, Citlalli Fuentes, Diana Violeta Solares, Armando Mora, Jesú
s Rito García, Arturo Valdez Castro, Ernesto Guzmán Lechuga, Leticia López, Francisco Valencia, Gabriel Rodríguez Liceaga y Víctor Pavón. Se trató de una producción artesanal, con forros de cartón y cosido a mano por las propias compañeras del taller, se hizo un tiraje de cien ejemplares que se repartió entre los compañeros y los vecinos de la propia vecindad durante una fiesta en la que no pudo faltar ni la música ni el vino.

A los dos años el taller se trasladó, primero a Ciudad Universitaria, en el comedor Azul y Oro, a instancias de Miguel Ángel Lozano Morgan, el famoso “Gallo”, y después a la cafetería de la librería del Fondo de Cultura Económica. En el 2007, se hizo otra antología, ahora de narrativa, Que el tiempo lo decida (Colectivo Entrópico-Ediciones Arlequín, 2007), en la que participaron no solamente miembros del taller como Miguel Ángel Lozano, Diana Violeta Solares, Guillermo Bazavilvazo y Florina Piña, sino también miembros de Colectivo Entrópico como Alberto Vargas, Javier Serratos, Daniela Flores y Sergio García. Eusebio, con la generosidad que siempre lo caracterizó, nuevamente volvió a participar con las líneas introductorias. A esta publicación se le hizo los honores correspondientes en un antro de la colonia Roma.

En 2008, fue el propio Maestro del taller de Tlalpan, que ya sesionaba en una casa de retiro de los maristas, quien invitó a sus discípulos a hacer la antología de narrativa Prohibido Fumar (Lectorum, 2008), que contenía cuentos y relatos sobre el cigarrillo. En ésta Eusebio también escribió el prólogo y varios compañeros del taller como Rogelio Flores, Carlos Bortoni, María Esther Núñez, Amélie
Olaiz, Humberto Ramón Levet vieron publicados sus textos junto a autores más reconocidos como Marcial Fernández, Claudia Guillén, Carlos Martín Briceño y Leo Mendoza.


 



Durante el Movimiento por la Paz con Justicia encabezado por Javier Sicilia, Eusebio, sin conocerlo, coordinó una antología en su apoyo: Poemas para un poeta que dejó la poesía (Cuadernos del Financiero, 2011) en el que participaron poetas de la talla de Juan Gelman, Eloy Sánchez Rosillo, Eduardo Lizalde y José Emilio Pacheco, y también los compañeros del taller con sus textos. En este libro, además de la compilación y selección, también Eusebio hizo el prólogo. 

En 2013, cuando el taller ya funcionaba en el restaurante Casa Juan de Tlalpan y había tenido varios nombres sucesivos como “El poeta canibal” o “¿No oyes ladrar los gallos?”, se hizo otra antología de narrativa, Sangre Enamorada (Eterno Femenino, 2013), que publicó el tradicional prólogo de Eus
ebio más textos de compañeros del taller como César Hernández Anaya, Miguel Juárez Figueroa, Pablo Lorenzo Doria, Samuel Segura, Marco Solares, Mariana Torres y Roberto Wong, junto con algunos escritores invitados como Pterocles Arenarius y Jorge Antonio García Pérez. Cabe señalar que Eusebio siempre fue inclusivo e hizo extensiva la invitación para que escritores de distintas generaciones y grupos participaran en las antologías del taller.


En 2015, a causa de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, Eusebio Ruvalcaba convocó a la comunidad artística sin importar las generaciones, la filiación política ni los grupos culturales, a reunir la antología de cuento, crónica y poesía Los 43, antología literaria (Los bastardos de la uva, 20015). Ahí se publicó crónica, cuento y poesía de autores como Enrique González Rojo, Agustín Ramos, Eduardo Antonio Parra, Leo Eduardo Mendoza, Ricardo Yáñez y Rolando Rosas Galicia, entre otros. El prólogo fue de Eusebio y la portada de Francisco Toledo. También participaron los alumnos y ex alumnos de su taller de Tlalpan. Es importante señalar que nunca se pidió carta de autorización a los autores que participaron con la confianza en la palabra de quien los reunió en este libro.





En 2016, el taller de Tlalpan reunió textos de sus integrantes para hacer la antología Piedras Heridas (Porrúa Print, 2017), cuyo nombre, epígrafe y prólogo se deben al propio Eusebio, quien estuvo al tanto de los textos desde su presentación en las sesiones de los sábados hasta su corrección final. Después de haber pasado por diversas vicisitudes para su publicación, entre ellos el fallecimiento de su promotor y maestro, esta antología por fin ve la luz. Sin duda como un
homenaje y un motivo de celebración entre tantas desgracias, para el taller que ahora lleva el nombre de quien lo fundó y que sigue trabajando cada sábado en su memoria. ¡Larga vida para Eusebio Ruvalcaba!

 

Un abrazo para todos.

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